Sobre mí

Escritor sin porvenir

Soy un escritor sin porvenir, tengo 50 años y durante casi dos décadas creí que mi obra era un fracaso. Esta es la historia de cómo descubrí que mis relatos jamás publicados eran en realidad profecías de un futuro que aún no había llegado.

Los primeros años: el optimismo.

A los 25 años, como tantos jóvenes escritores, creía que tenía algo importante que contar. Escribía relatos sobre mundos distópicos en los que la tecnología reemplazaba las conexiones humanas, en los que los libros físicos eran reliquias del pasado y los algoritmos decidían qué arte merecía existir.

Mis historias hablaban de una sociedad obsesionada con las pantallas. En ese mundo. la atención se había convertido en el bien más preciado y había una epidemia de soledad, aunque se suponía que las personas estaban más conectadas que nunca.

Los editores de entonces me miraban con condescendencia. «Eres demasiado pesimista», «la gente no quiere leer sobre futuros tan tristes», «esto nunca va a pasar», me decían. Estaban convencidos de que los libros siempre existirían y de que la tecnología no nos separaba, sino que nos acercaba.

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